lunes, 3 de marzo de 2014

(1939) The man they could not hang. "La venganza del ahorcado"

The man they could not hang es una película de terror estadounidense filmada en 1939 y protagonizada por el mítico Boris Karloff. En español se la conoce con varias denominaciones, siendo la más habitual "La venganza del ahorcado", aunque también se puede encontrar como "La hora fatal", sin embargo su traducción sería algo así como "El hombre que no podían colgar".

El Dr. Savaard es un prestigioso científico que estudia una forma de anestesia extrema que consiste en llevar a los pacientes hasta un estado de muerte clínica para someterlos a las intervenciones y luego reanimarlos mediante una bomba de agua que hace las veces de corazón artificial. Después de haber tenido éxito con animales, se dispone a investigar por primera con personas, siendo un estudiante de medicina su primer voluntario. La novia del joven, que precisamente es una enfermera del doctor, no soporta la idea de que algo pueda fallar y decide denunciar desesperada a la policía que su jefe pretende asesinar a su novio.

Cuando la policía llega hasta la casa del Dr. Savaard encuentran el cuerpo del joven todavía muerto y se oponen a que el médico continúe con su experimento y se lo llevan detenido. Durante el juicio, el científico insiste en que si le hubieran dejado terminar el joven seguiría vivo y que sus descubrimientos pueden cambiar la ciencia médica y el mundo en general. No obstante, después de mucho deliberar, el jurado considera que es culpable de asesinato y lo condenan a la horca. Ya ejecutado, su ayudante reclama el cadáver del Dr. Savaard y prueba con él mismo su corazón artificial que, efectivamente, logra devolver a la vida al científico, con el cuello roto, pero con todas sus capacidades cognitivas y motóricas intactas.

Pocos meses después de que esto ocurriera, varios miembros han sido encontrados ahorcados en extrañas circunstancias y el resto del jurado, junto al juez, ha sido citado en la casa del que creen difunto Dr. Savaard. Allí el científico zombi reconoce que se dispone a asesinarlos a todos como venganza por no haber creído en él y haberlo ejecutado por algo que sus propios ojos comprueban ahora que era verdad. Para su venganza, el Dr. Savaard prepara una serie de trampas en la casa a lo "Saw" -de los años treinta, claro-, pero después de un par de muertes sus planes son desbartados por su propia hija, y nuestro "mad doctor" termina destruyendo su invento y sucumbiendo de nuevo a la muerte.

"The man they could not hang" es una película entretenida, de solo algo más de una hora de duración, que puede destacar por dos aspectos fundamentales. El primero es que se trata de toda una exaltación a la figura Boris Karloff, con largos monólogos y  todo y todos girando en torno a él; un Karloff que por cierto ya salió de nuevo de la tumba tras ser ejecutado (esta vez en la silla eléctrica) en 1936 en la popular "The walking dead". El segundo aspecto es que nos quedamos todos con las ganas de que el científico ejecute su vengaza completa, un plan con muy buena pinta -al menos para el espectador- que no acaba de culminar en un final que te deja con mal sabor de boca respecto a lo que pudo ser y nunca fue.

La actuación de nuestro protagonista es ciertamente destacada en esta sencilla historia, aunque resulta algo extraño que el único muerto viviente que aparece no tenga absolutamente ninguna secuela de su "accidente", desaprovechando esta segunda oportunidad en el mundo de los vivos por su sed de venganza. Sin duda será un personaje que no cae simpático desde que culpa cruelmente a la novia del joven asesinado de haber sido ella la verdadera responsable de la muerte. 

Como curiosidad, podemos mencionar que el título original de la filmación está  basado en la  historia real de un recluso norteamericano denominado John Babbacombe Lee que sobrevivió hasta a tres intentos de ser ahorcado tras ser condenado por asesinato a finales del Siglo XIX.

En definitiva, una obra no demasiado conocida, pero considerada un claro antecedente de las películas con científicos que coquetean con la muerte. Un solo zombi -para qué más siendo Boris Karloff- que no llega a ejecutar su venganza a los que le condenaron a morir. Un clásico que no puede disimular que podría haber dado mucho más de sí.

Escena (en inglés):


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