Nos situamos en China, en 1906. Allí, el profesor Saxton, un científico inglés, ha encontrado congelado una especie de homínido primitivo que podría suponer un gran avance en el campo de la evolución humana. Para trasladar el (aparentemente) fósil hasta Rusia, utiliza el tren Transiberiano para realizar un viaje, de todo menos tranquilo. En el propio tren -donde se desarrollará prácticamente toda la película- se encuentra con el Dr. Wells, un científico rival que por las circunstancias terminarán colaborando.
Muy pronto seremos testigos de extrañas muertes relacionadas con esta especie de homínido. A las víctivas se les quedan los ojos totalmente blancos, a la vez que sangran por todos los orificios de la cara. Igualmente, al hacerles las autopsias, se comprueba que sus cerebros están totalmente planos, como si le hubieran robado toda la información. Sospechan, lógicamente, de ese primate que, evidentemente, ha despertado y anda suelto por el tren.
Después de algunas muertes similares más, el inspector de policía que viaja en el tren parece que tiene acorralada a la criatura a la que le pega cuatro tiros, dejándola, aparentemente muerta. Sin embargo, los asesinatos no paran, ya que aunque el cuerpo del homínimo ha muerto, su maldad se ha traspasado precisamente al inspector de policía.
Las autoridades rusas ya son conscientes de los problemas en el tren, por lo que mandan a que un grupo de cosacos capture por todos los medios al asesino. De hecho, descubren al inspector y lo matan, aunque de nuevo, antes de morir la criatura de su interior, se traspasa a un consejero espiritual (Alberto de Mendoza) que ha sentido el mal desde el principio. A estas alturas los científicos han descubierto algo muy importante, y es que con luz, la criatura no puede ejecutar sus terroríficos asesinatos.
Con el consejero también rodeado, la criatura nos desvela que realmente se trata de una energía proveniente del espacio exterior que viajó a la tierra acompañado por otros seres idénticos en tiempos prehistóricos y que él se quedó por error aquí desde entonces, sobreviviendo introduciéndose en cuerpos vivos y absorviendo el conocimiento de otros seres mediante sus impactantes ojos rojos. La criatura pide piedad, aunque todavía tiene guardado un as en la manga, un poder que hará revivir a todos los asesinados por esta energía extraterreste, convirtiendo el tren en un espacio lleno de zombis con ganas de asesinar a todo el que se encuentre en su camino, especialmente a los científicos.
Finalmente, las autoridades rusas mandan que el tren descarrile, pero justo antes de que esto suceda, los protagonistas logran separar el último vagón del tren, evitando de esa forma que los supervivientes caigan por un precipicio como el resto del tren con los zombis y la criatura en sus interior.
"Pánico en el Transiberiano" en una película mítica, una filmación española de terror que ha provocado siempre muy buenas críticas por el ambiente claustrofóbico, por sus brillantes actuaciones y por una trama, algo bizarra, donde se mezcla terror y ciencia ficción con bastante habilidad.
La historia como tal no tiene ningún secreto para el espectador, que prácticamente en todo momento sabe de la situación de la criatura y cómo va saltando de cuerpo en cuerpo, algo que no es obstáculo para mantener la atención en una filmación donde prima el logrado contexto y la trama por encima de los sustos.
Respectos a los zombis, apenas aparecen durante los últimos últimos 10 ó 15 minutos de la película como acertado colofón final ante una aparente amenaza venida a menos. El comportamiento de estos muertos vivientes es bastante errático, prácticamente de relleno para meter más tensión en los últimos instantes de la historia. Los efectos especiales son bastante sencillos, aunque resultones.
En definitiva, una película mítica y bastante digna a pesar de sus evidentes limitaciones, con unas actuaciones destacables, aunque quizá podrían haber jugado algo más con el miterio durante el desarrollo. El tema de la criatura de energía del espacio es, cuanto menos, original. Sin duda, una interesante y recomendable apuesta por una producción que aunque no puede ser considerada como una película de zombis al uso, encontraremos unos muertos vivientes que sirven como apoteosis final de esta historia.
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